Alturas de Machu Picchu

Rurrenabaque, 09 de Setiembre de 2007

Hola, como están? Bueno después de haber estado unos días en Cusco (con intoxicación estomacal incluida), partimos hacia Machu Picchu. La ida la hicimos mezclando un poco taxis, combis y sobretodo mucho caminar, al partir nos encontramos con una pareja de colombianos y con dos chicas francesas, así que la caminata fue bastante internacional. Llegamos a Aguas Calientes en la noche luego de haber caminado por unas tres horas por la vía del tren, muy bueno, por suerte solo paso un tren en toda la caminata... Aprovechamos para ir a las termas y empezar un poco con la relajación necesaria para ascender a Machu Picchu. La subida desde Aguas Calientes hasta Machu Picchu es mas o menos de una hora y media, salimos a eso de las seis de la mañana para poder llegar bien temprano; después de realizar el ascenso medio entre la noche y el amanecer, encontrarse con la ciudad en el medio de la montaña es realmente es una sensación increíble!!!
La armonía que existe entre la naturaleza y las construcciones es perfecta, es como si todo hubiera nacido al mismo tiempo, la ciudad necesita de sus montañas a sus alrededores y las montañas necesitan de la ciudad…
La energía que se siente, que uno no sabe realmente de donde proviene, es la misma que le permite a uno caminar por horas sin sentir cansancio, sino todo lo contrario una sensación de bienestar y de paz…
Luego de haber estado todo el día en la cima de la montaña, inevitablemente hay que descender, aunque les confieso que estuvimos analizando la posibilidad de quedarnos la noche arriba, pero era medio difícil…
Al otro día comenzó el retorno a Cusco, comenzamos caminando treinta kilómetros por la vía del tren (la foto del km82 es después de la caminata), acá pasaban trenes cada 20 minutos, por suerte se los podía escuchar con bastante anticipación…

De Cusco nos volvimos para la selva, para seguir nuestro viaje selvático hacia el norte…

Aprovecho para mandarle un saludo a: Ricardo, Nilsa, Magali y Lisa

Sube a nacer conmigo, hermano.

Dame la mano desde la profunda

zona de tu dolor diseminado.

No volverás del fondo de las rocas.

No volverás del tiempo subterráneo.

No volverá tu voz endurecida.

No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,

labrador, tejedor, pastor callado:

domador de guanacos tutelares:

albañil del andamio desafiado:

aguador de las lágrimas andinas:

joyero de los dedos machacados:

agricultor temblando en la semilla:

alfarero en tu greda derramado:

traed a la copa de esta nueva vida

vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,

decidme: aquí fui castigado,

porque la joya no brilló o la tierra

no entregó a tiempo la piedra o el grano:

señaladme la piedra en que caísteis

y la madera en que os crucificaron,

encendedme los viejos pedernales,

las viejas lámparas, los látigos pegados

a través de los siglos en las llagas

y las hachas de brillo ensangrentado.

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos

los silenciosos labios derramados

y desde el fondo habladme toda esta larga noche

como si yo estuviera con vosotros anclado,

contadme todo, cadena a cadena,

eslabón a eslabón, y paso a paso,

afilad los cuchillos que guardasteis,

ponedlos en mi pecho y en mi mano,

como un río de rayos amarillos,

como un río de tigres enterrados,

y dejadme llorar, horas, días, años,

edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Hablad por mis palabras y mi sangre.

Neruda

Saludos, besos y abrazos para todos